Elegir correctamente el vino que se incorpora a una receta es tan importante como elegirlo para brindar y maridar el plato. Si queremos triunfar en la cocina optar por un vino u otro, ya sea tinto o blanco o de una variedad de uva u otra, servirá para potenciar los sabores y aromas de cada plato.
Vino, gastronomía y comida son elementos de una conjunción perfecta que siempre van de la mano. Mucho se ha hablado ya de maridajes y sobre los mejores vinos para regar todo tipo de platos y momentos. Sin embargo, muchas veces no somos conscientes de que es tan importante saber elegir el vino que acompañará la comida como el vino que se utiliza en la elaboración de los platos. Y es que muchas recetas de todo tipo de preparaciones y con todo tipo de productos incluyen una copa o un ‘chorrito’ de vino. Sin embargo, muy pocas indican qué vino utilizar y, muchas veces, acabamos por ‘reciclar’ un tetra brick o por comprar la botella más barata del pasillo del supermercado.
Pero, ¿hacemos lo correcto? Y la respuesta no puede ser otra que no. Como mantra que debemos tener en cuenta en la cocina y que debemos repetirnos cada vez que vayamos a preparar una receta con vino es que nunca se debe echar a un guiso un vino del que no te beberías una copa. Un vino malo puede arruinar un plato, aportarle demasiada acidez o no potenciar sus sabores o aromas, sino contrarrestarlos de tal forma que el resultado final sea muy diferente del esperado. Y es que el vino en la receta debe servir para complementar la receta, no ser el protagonista, y si es importante maridar correctamente el vino que se echa en la copa para la comida también lo es en el momento de la cocina.
Quizá no sea necesario utilizar un gran reserva para cocinar pero lo que sí es cierto es que cuanto mejor es el vino mejor resultado obtendremos en el plato. Muchas veces pensamos que abrir una botella de buen vino para cocinar sea una locura pero también es cierto que en la gran mayoría de las recetas la cantidad de vino que hay que utilizar no excede de una copa, por lo que una buena idea puede ser utilizar la botella que después se vaya a utilizar en la comida. No obstante, ¿cómo elegimos el vino en cada receta?
Cómo elegir el vino para cocinar
Como norma general, podemos decir que en la cocina resulta válida la tan conocida idea de que el tinto para las carnes y los blancos para el pescado. Aunque, nuevamente y al igual que ocurre en el mundo del maridaje, todo dependerá del tipo de plato y productos que estemos utilizando. De esta forma, el vino tinto joven es el compañero perfecto para platos de carne, guisos y estofados con carnes rojas y también es ideal para las legumbres. Este tipo de vino servirá para aportar sabor y aroma a los platos, por lo que este tipo de elaboraciones se verán potenciadas y queda garantizado el éxito de la receta.
Por su parte, el vino blanco aportará acidez a los platos, por lo que funciona a la perfección en los guisos y salsas de pescado y de marisco. Todo ello sin olvidar que el vino blanco también funciona muy bien con algunas carnes como el pollo, el pavo o el cerdo. Asimismo, en la cocina no debemos olvidar otros vinos como el rosado, el Oporto, el Jerez o el Pedro Ximénez. El rosado será ideal para platos de pasta y arroces, el de Oporto aportará un toque especial a los guisos de carne mientras que el Jerez o el Pedro Ximénez acompañarán a la perfección platos como postres, patés o fiambres.
Variedades de uva en la cocina
Cada vino, por sus características, grado de acidez, sabores y aromas, aportará matices diferentes a cada plato, por lo que es fundamental elegir correctamente la botella en cada elaboración. En los blancos, las salsas más potentes irán regadas con vinos de variedades como Sauvignon Blanc o Chardonnay, mientras que para platos más suaves va perfectamente otras variedades como Viognier. Sin embargo, quizá el vino de Sauvignon Blanc sea el más versátil en la cocina, por lo que apostar por él será una apuesta segura para casi todos los guisos. Una opción perfecta es el vino Luna Lunera Sauvignon Blanc de la bodega manchega Dehesa de Luna, un vino elegante y redondo de la mejor relación calidad precio para utilizar en la cocina y brindar después con él durante la degustación del plato.
Por su parte, en las uvas tintas los vinos jóvenes de variedades como Tempranillo serán ideales para los guisos de carne, aunque si queremos aportar un toque diferente a guisos de carne roja y que necesiten tiempos de cocción largos podemos optar por vinos de otras variedades como la Syrah, que aportará un sabor intenso y perfecto. Para estos casos, la bodega Dehesa de Luna vuelve a ser un aliado perfecto en la cocina gracias a sus vinos Luna Lunera Tempranillo y Syrah, vinos sorprendentes que garantizan el resultado perfecto en cada elaboración gracias a su calidad y a la apuesta de la bodega por vinos de calidad adaptados a cualquier necesidad y a los gustos de todos los consumidores.