El ciudadano del siglo XXI, entre otras diferencias con sus antepasados más directos, vive muy preocupado por la salud, y esto se debe básicamente a dos motivos bien diferenciados. En primer lugar, para es un bien necesario ganar en bienestar y confort, en segundo lugar, por mantener un buen estatus social, ya que hoy en día se demandan cuerpos sanos y atractivos como una condición sine qua nom no se es un ciudadano de pleno derecho, así que toca mantenerse en forma, cuidar la alimentación, mantener los kilos a raya y ofrecer una imagen de conjunto que resulte agradable en lo saludable.
En esta nueva tendencia en que salud y belleza van de la mano, hábitos tan poco saludables como el tabaco han pasado a considerarse poco menos que una lacra social, sobre todo desde que se implantase la ley antitabaco en nuestro país y los fumadores no fueran bien recibidos en la mayoría de lugares públicos.
Esta marginación, por llamarlo de algún modo, les etiquetó desde el primer momento, ya no eran aceptados socialmente. Una ley que, por otra parte, era totalmente necesaria, pues la cantidad de fumadores pasivos que han tenido que aguantar los efectos nocivos del tabaco durante tantos años no tenía justificación alguna.
Los efectos del tabaco, además, a nivel estético son indeseables, y esto no casa bien con este aspecto saludable que hemos destacado que se impone hoy día. Entre ellos, destacamos los dedos amarillentos, el mal aliento, un cutis envejecido, el fuerte olor siempre constante… efectos todos que nos hacen ver a la persona que tenemos en frene como de apariencia descuidada y poco aseada.
El problema al que se enfrentan miles de personas cada día que realmente quieren dejar este hábito, porque no es saludable, porque no está bien visto socialmente y por cualquier otro motivo personal, es que, como todos sabemos, por experiencia propia o de algún familiar o conocido, no es tarea en absoluto fácil.
Aunque siempre han existido métodos para combatir los síntomas de abstinencia, como los conocidos parches de nicotina, nunca han dado los resultados deseados y son muy pocos, en proporción al número de personas que lo han intentado, los que han conseguido dejarlo con estos recursos.
Actualmente, sin embargo, hay un método que ha revolucionado la idea de dejar este hábito y ha desplazado a todos los anteriores ya que se caracteriza por ser muy eficaz. Se trata del cigarrillo electrónico, del que seguro has oído hablar, ya que por diversos estudios ha quedado demostrado que son hasta un 95% menos perjudiciales que el tabaco convencional, tal y como demuestra un estudio a largo plazo sobre la utilización de este dispositivo y que ha sido patrocinado por Cancer Research UK, ha observado durante un largo periodo de tiempo el efecto de fumar y vapear en el cuerpo humano.
Tanto es así y tan contundente son los resultados de los distintos estudios llevados a cabo por autoridades internacionales que protegen la salud de los ciudadanos que en UK ya recetan el cigarrillo electrónico para dejar de fumar por la seguridad social. En España, se está consolidando también este sistema para abandonar este terrible vicio, siguiendo la senda de potencias mundiales como USA, UK, Francia o Alemania.
Los expertos que investigan los cigarrillos electrónicos hacen especial hincapié en que siempre hay que comprar estos aparatos solo en tiendas fiables, que vendan productos debidamente acreditados y que hayan pasado todos los controles pertinentes en cuento a salud y seguridad. Los Cigarrillos electrónicos vitalcigar son un buen ejemplo de producto fiable y, además, siempre puedes recibir el asesoramiento y la atención personalizada que Vitalcigar brinda a sus clientes.
¿Por qué los cigarrillos electrónicos son menos perjudiciales que el tabaco?
Como hemos comentado con anterioridad, hay numerosos estudios que afirman que los cigarrillos electrónicos son menos perjudiciales que el tabaco, y entre otras cosas se señala que se debe a que no combustionan ninguna sustancia, en cuyo proceso aparecen una gran cantidad de compuestos altamente tóxicos para el organismo, como ocurre con los cigarrillos convencionales. Y es que son las sustancias que proceden del proceso de combustión del tabaco las que tienen más propiedades cancerígenas.
Los cigarrillos electrónicos funciona con un liquido para vapear que no contiene ningún elemento perjudicial para el organismo, salvo la nicotina, que como todos sabemos es altamente adictiva, pero esto también se puede evitar, y es que los líquidos para los cigarrillos electrónicos se venden con distintas cantidades nicotina para que los fumadores puedan ir bajando la dosis de manera progresiva, sin sufrir el mono que les hace caer cuando para abruptamente de proporcionarle al cuerpo la dosis al que ha sido acostumbrado. Al final, el objetivo sería irla reduciendo paulatinamente hasta llegar a cero.
Otra ventaja que no podemos obviar es a nivel social, y es que con el vapeo no existe la figura del fumador pasivo, con lo que con este hábito no estamos atentando contra la seguridad pública al convertir en fumadores a individuos que jamás han fumado o que lo han dejado, pero que inhalan el humo del tabaco irremediablemente al compartir los espacios.
Por último, no podemos obviar que la mayoría de las personas que toman la firme decisión de dejar de fumar y recurren al cigarrillo electrónico como sistema para conseguirlo tienen éxito, con lo que a nivel de salud los beneficios son muy significativos desde el primer día, pues de entrada ya reducen hasta en 95 % las sustancias nocivas que ingieren con el tabaco, sin contar el agradable aroma que desprenden y que el propio usuario puede elegir.