Las hernias discales afectan a los pacientes mayores de 30 años de edad por la pérdida de la elasticidad en los tejidos musculares.
Una de las molestias más comunes en la espalda, se debe a la hernia discal, qué es la acumulación de tejidos entre los huesos que forman parte de la columna vertebral, lo cual afecta la movilidad de los pacientes y produce mucho dolor.
Cuando el revestimiento que rodea los discos intervertebrales se desgarra, se aprecia tejido blando que sobresale y es necesario que el paciente acuda a consulta para recibir un tratamiento que le permita aliviar la dolencia que esto genera. En https://www.infoespalda.es/ encontrará información para que pueda aclarar más sus dudas al respecto.
Las hernias discales aparecen con mayor frecuencia en la zona lumbar, afectando a los pacientes con edades comprendidas entre los 30 y 50 años, quienes son más vulnerables porque con el pasar del tiempo, se reduce la elasticidad de los tejidos.
Causas
Las principales causas de una hernia discal obedecen a posturas incorrectas, traumatismos, falta de resistencia en los músculos, esfuerzos excesivos y recurrentes, aparte de las enfermedades congénitas. La degeneración del disco hace que el núcleo pierda su capacidad para fijar agua, por ende, disminuye la altura del mismo.
Paralelamente, se pierde la continuidad en las fibras y así, los discos de la columna vertebral van perdiendo flexibilidad y elasticidad, mientras que al relajarse los ligamentos intervertebrales hay menor estabilidad, incremento del tono muscular, alteraciones en la distribución de las cargas y por ende, mucha presión en las articulaciones.
Un síntoma común además del dolor, es el entumecimiento de los nervios, lo cual se puede sentir a nivel muscular, neural o articular. Generalmente, la dolencia es difícil de ubicar. Los síntomas suelen ser variables, de acuerdo con las condiciones de cada paciente.
También hay casos en consulta, donde se reportan dificultades para el control muscular, náuseas, bloqueo y rigidez. El diagnóstico se efectúa a través de la valoración física, de carácter exploratorio y se confirma a través de una resonancia magnética, pues aporta la imagen precisa del desbalance en la columna vertebral.
Hay muchos tipos de hernias discales y la mejor forma de prevenirlas es practicando ejercicio regularmente, en función de que los músculos situados en el tronco se fortalezcan y permitan la estabilización de la columna vertebral.
A la vez, es imprescindible conservar una buena postura para eliminar la presión en los discos. La espalda debe estar siempre derecha, sobre todo cuando la persona se encuentra sentada. Al efectuar algún peso, se le debe prestar atención a la postura, que el esfuerzo lo hagan las piernas y no la espalda.
Mantener un peso ideal también es recomendable, otorgándole importancia a la alimentación saludable. La obesidad hará que se sienta más la presión en la columna y agudizará los síntomas.
El tratamiento destinado a controlar el dolor incluye el uso de medicamentos analgésicos, relajantes musculares, anticonvulsivos e inyecciones, todo según las indicaciones del especialista. Conservar una postura adecuada es trascendental, aunque también se puede acudir a otras terapias para reducir las molestias.
Aliviar los síntomas es posible a través de una serie de técnicas como la estabilización pasiva a través de collarines y vendajes, además de los masajes funcionales para contraer y relajar el tejido blanco. Un fisioterapeuta podrá guiarle mediante un protocolo para trabajar con estiramientos musculares.
Cuando los pacientes presentan irritación nerviosa se aplican métodos estáticos de apertura, seguido de deslizamientos neurales y prácticas de tensión del nervio que contribuyen a reducir la rigidez articular, mejorando considerablemente la calidad de vida de los pacientes.
Cada persona recibe un abordaje diferente, pues las dolencias aparecen en lugares distintos. En casos extremos, es necesario realizar una cirugía, sólo cuando los tratamientos convencionales no aportan ningún tipo de mejoría. Si persiste el cuadro de debilidad, la falta de equilibrio y dificultades para controlar la vejiga y los intestinos, se procede con una discectomía.
Los cirujanos se enfocan en la extracción de la parte saliente del disco y de ser necesario, se utilizan elementos metálicos para fusionar las vértebras y aportar mayor estabilidad a la columna. Son pocos los casos de pacientes que necesitan implantes de discos artificiales.