La vida en la tierra necesita estar en equilibrio. El ser humano puede contribuir y disfrutar mucho a la vez de ello.
A pesar de vivir en una época llena de avances tecnológicos, hay una cosa que lo seres humanos no podemos olvidar. Estamos en un planeta vivo, del que dependemos para mantener nuestra existencia. Por eso necesitamos ser conscientes de que hay que cuidar nuestro entorno, proteger los recursos y convivir con el resto de especies con las que compartimos este pequeño rincón del universo.
Ayudar al medio ambiente no solo es una obligación para quienes ocupamos el puesto de especie dominante. También hay beneficios cuando lo hacemos.
Mejora la salud física y mental
El motivo principal por el que los seres humanos debemos cuidar nuestra relación con el entorno son los beneficios de la naturaleza para la salud. Hay pruebas sólidas de que nos ayuda a reducir el estrés, mejora nuestro sistema inmunitario, reduce la incidencia de determinados trastornos y hasta puede hacer que vivamos más años, entre otras muchas ventajas. Razones más que de sobra para acercarnos de vez en cuando al campo y buscar el modo de retomar nuestra relación con el planeta.
En caso de que no haya un bosque o un campo cerca, se puede buscar una alternativa acudiendo a alguna zona verde de la ciudad. Cuanto más grande sea, mejor. El tiempo que se invierta en ello será una mejora de nuestra salud en todos los sentidos, por lo que merece la pena.
Escenarios fascinantes
Otra de las ventajas que tiene llevarse bien con nuestro ecosistema es que el planeta nos regala imágenes de gran belleza. El colorido de un prado lleno de flores, la majestuosidad de las aves en vuelo o poder mirar al horizonte durante una puesta de sol son escenas sobrecogedoras.
Un ejemplo de equilibrio entre la naturaleza y la mano del hombre es el millón y medio de cerezos que florece en primavera en el Valle del Jerte, cerca de la localidad cacereña de Plasencia. Cada año los campos se llenan de flores blancas en un espectáculo alrededor del cual se hace una fiesta. Esta celebración se ha convertido en un reclamo para el turismo, y es un buen punto de partida para conocer esta zona, que tiene un gran legado de naturaleza.
Cuando se pierde el equilibrio: especies invasoras
Cuando no se cuida el entorno natural se pueden producir graves daños. Un claro ejemplo de ello es la introducción de especies en un entorno diferente al suyo, bien sea de forma accidental o a propósito. Al carecer de depredadores naturales que puedan controlar la población, se pueden convertir en un auténtico problema para el ecosistema. Algo que tiene efectos muy negativos.
Una de las especies invasoras que está causando estragos en algunas zonas son las avispas velutinas, más conocidas como avispas asiáticas. Como su principal fuente de alimento son las abejas melíferas, hay sitios en los que se está resintiendo tanto la producción de miel como la polinización de los campos. A medio plazo esto puede suponer mucho más que pérdidas económicas.
La producción sostenible
Para poder seguir disfrutando de nuestro planeta necesitamos cuidar nuestro entorno y apostar por el desarrollo sostenible. Solo así lograremos mantener el equilibrio entre el progreso y la naturaleza, de la que no podemos prescindir.
Hay empresas que apuestan por implantar sistemas de producción sustentable, que aumenta los beneficios que tiene el producto. Una fuente de proteínas y minerales muy interesante es el camarón, cuyo nombre científico es Litopenaeus vannamei. Es ideal tanto para quienes hacen deporte como para aquellos que buscan mejorar su alimentación, ya que no contiene grasa y aporta una buena parte de los nutrientes que se necesitan. Cuando además se consumen camarones de producción sostenible, los beneficios son tanto para nosotros como para nuestro planeta.
Por mucha tecnología que nos rodee, necesitamos seguir cuidando nuestro entorno. Hay muchas y muy poderosas razones para hacerlo.