Las rodilleras ortopédicas son un tipo de soporte ortopédico que se utiliza cuando se siente dolor en la rodilla. Pueden ser utilizadas de forma preventiva durante la práctica de disciplinas deportivas e incluso en nuestra rutina cotidiana, debido a que ayudan a estabilizar la rodilla y controlar el movimiento para evitar que se produzcan lesiones.
De igual forma, gracias al soporte ofrecido por el uso de una rodillera para ligamentos, es posible que los tejidos conjuntivos que rodean la rodilla, la sostienen y limitan su movimiento, dispongan del tiempo suficiente para repararse cuando ya existe una lesión. Suelen recomendarse como apoyo al tratamiento quirúrgico y farmacológico principal.
Existen diferentes tipos de rodilleras, fabricadas en base a una combinación de metal, espuma, plástico y material elástico, así como una gran variedad de colores, tamaños y diseños. Cada una de ellas es recomendable para diversas situaciones, siendo el especialista quién debe prescribir la más adecuada según la dolencia que se presente.
¿Cuáles son los efectos de las rodilleras estabilizadoras sobre una lesión?
La prescripción de una rodillera estabilizadora se vuelve indispensable cuando se produce una lesión en cualquiera de los cuatro ligamentos de la articulación que conectan el fémur con la tibia, tanto una lesión de ligamentos laterales (internos o externos) como desgarros de ligamentos cruzados (anteriores y posteriores).
En cualquier caso, los efectos del uso de rodilleras son los siguientes:
- Efecto térmico. Debido a los materiales de fabricación, pueden elevar ligeramente la temperatura de la zona afectada, dando como resultado una reducción en las molestias.
- Estabilización. Su sistema de estabilización antero-posterior utiliza puntos de fijación para favorecer la estabilidad de la rodilla al caminar, sentarse y efectuar cualquier otra actividad habitual.
- Compresión. El material viscoelástico en que están fabricadas ofrece un efecto de compresión y micro-masaje sobre la zona afectada, especialmente alrededor de la rótula, lo cual ocasiona una sensación de alivio.
- Estimula la propiocepción de la rodilla. La propiocepción es la información recibida en nuestro cerebro, procedente de los receptores ubicados en nuestro sistema músculo-esquelético. El uso de rodilleras junto a ejercicios específicos, estimulan este mecanismo y consiguen reeducar la articulación que se encuentra lesionada.
- Reducen las molestias. En general, tienen la capacidad de reducir las molestias relacionadas con una lesión, ofreciendo una mayor seguridad y protección, consiguiendo así una rehabilitación más eficiente.
Advertencias y consejos para el uso de rodilleras para ligamentos
El médico que ha tratado la lesión y conoce en detalle el caso es el único que puede recomendar o prescribir un modelo específico de rodillera. Adicionalmente a las recomendaciones del especialista, podemos ofrecer algunos datos de interés:
- Ofrece el reposo adecuado a las articulaciones para promover la regeneración del tejido conjuntivo y su completa recuperación. Esto ayudará también a reducir las molestias derivadas de la lesión.
- Utiliza calzado cómodo durante y después de la recuperación, evitando un impacto mayor sobre las articulaciones.
- Sigue las indicaciones del especialista en cuanto al uso del dispositivo ortopédico.