Este sistema está reemplazando por completo a las centralitas tradicionales, y el motivo es tan sencillo como evidente.
Internet está haciendo que muchos procedimientos cambien por completo y, a su vez, que nuestras vidas se vuelvan un poco más fáciles. Los avances tecnológicos siempre abogan por un cambio que, a la larga, no hace más que brindar comodidades al público tanto profesional como general.
En los últimos años hemos sido testigos de un cambio que se ha ido consolidando dentro de la gran mayoría de las oficinas. Las centralitas tradicionales, esas instalaciones pensadas para facilitar la comunicación de una empresa tanto a nivel interno como a nivel externo, han sido sustituidas por un modelo que se apoya con total fuerza en la red de redes: la Centralita Virtual.
Brinda tanto los servicios tradicionales de este sistema, como otros tantos posibles únicamente gracias a una conexión a internet, con todas las ventajas que supone contar con la nube. Muchos todavía no han dado el salto, y es que el escepticismo de renunciar a un sistema físico por uno intangible es algo que suele ser difícil de superar. Sin embargo, hay muchas razones por las que dar el paso se convierte en la elección más lógica.
Los cuatro porqués del cambio a una centralita virtual
Es fácil perderse entre las bondades de las centralitas virtuales, pero vamos a reducirlas todas a cuatro motivos principales, a cuatro grandes razones que dejan claro por qué son la mejor elección para cualquier compañía en pleno siglo XXI.
Porque es fácil de instalar
El requisito indispensable de una centralita virtual es que haya una conexión a internet en el lugar donde se quieran utilizar sus servicios. No hay que instalar ningún aparato costoso ni preparar toda una red de cables a extender por la oficina o el edificio, todo se mueve gracias a la nube, o lo que es lo mismo, a la red de redes.
Al recurrir al servicio VOIP para ofrecer las llamadas, se deja atrás la típica conexión telefónica y se aboga por el aprovechamiento de la conexión a la red. De esta forma, todo el montaje de dispositivos y equipos adicionales queda reducido a una mera configuración en los ordenadores necesarios o incluso en teléfonos móviles para poder asignar las líneas y comenzar a aprovechar todas las bondades de este sistema en cuanto a llamadas y al resto de procesos de comunicación.
Porque requiere menos mantenimiento
Este punto enlaza directamente con el anterior. Dado que no es necesario preparar más máquinas o aparatos para poder hacer uso de una centralita virtual, solo es necesario tener internet y configurar algún software que se encargue de la gestión de las conexiones; no hace falta llevar a cabo continuas y rigurosas tareas de mantenimiento para revisar los sistemas que antes se encargaban de esto. De hecho, las tareas de mantenimiento quedan totalmente reducidas ahora.
Todo se mueve en la red y, en caso de haber algún fallo, este se reduce a algún problema con el software o en los equipos de la empresa que concede los servicios de centralita. El usuario, por tanto, puede despreocuparse muchísimo más con respecto al modelo tradicional.
Porque da más libertad
Si, por el motivo que sea, un negocio ha de trasladarse de un local a otro, hay que realizar una mudanza de oficina o cualquier otro movimiento, con las centralitas virtuales no hay que pensar en el problema de trasladar todos los aparatos, ya que no los hay. Su vinculación afecta a los equipos informáticos que acceden a ella, por lo que son estos, normalmente los propios ordenadores de los trabajadores, los que han de desplazarse para conservar este sistema.
Hay que traspasar las líneas de un lugar a otro, sí; pero este procedimiento es tremendamente sencillo. En el momento que la empresa vuelva a tener conexión a internet, la centralita virtual volverá a funcionar y, en caso de no poder, tan solo habrá que contactar con la compañía que brinde el servicio para que lo reactive.
Porque es más barata
Los costes que implica una centralita virtual son notablemente inferiores a los que traían consigo las centralitas tradicionales. Se trata de un sistema que, por razones obvias, requiere de un pago por parte de la compañía que decide usarlo, pero los gastos que trae consigo a través de su uso son inferiores en todos los sentidos. Al no tener que pagar por equipos ni por su mantenimiento, el ahorro es bastante considerable.
Ni equipos, ni reparaciones, ni mantenimientos, ni instalaciones de ningún tipo… Todos estos factores se suman para acabar restando en el total a pagar.
Estas claves son más que suficientes para comprobar que, efectivamente, una centralita virtual es un aliado perfecto para las comunicaciones en una empresa.