A pesar de que la aparición de esta técnica se remonta a los años 50 del pasado siglo, el desarrollo de la misma en España ha sido reciente, y en este momento seguimos explorando las posibilidades que nos ofrece. Su característica principal es la simplicidad comparada con las técnicas tradicionales de micropilotaje. La maquinaria a utilizar se reduce a un gato hidráulico, un pequeño bastidor en el que colocar el gato, y la centralita electrohidráulica que anima al gato.
El sistema se basa en el anclaje del bastidor en la cimentación a recalzar, la cual hace de contraste en el momento en que el gato empuja al micropilote.
Dicho micropilote se compone de elementos modulares de 1m de longitud, que se mecanizan para generarles una unión machihembrada, utilizando acero normalizado de calidad S355.
El proceso de ejecución consiste en emplear el empuje continuo (no existe golpeo) del vástago del gato colocado de manera vertical para ir introduciendo el tubo de micropilote en el terreno. Una vez introducido el módulo, se enrosca el siguiente módulo y se continua con el empuje y colocación de nuevos módulos, hasta alcanzar una profundidad tal que la resistencia que opone el terreno a la hinca sea igual o superior a la carga de proyecto mayorada establecida para cada micropilote.
Importante subrayar que el gato nos permite la hinca del micropilote hasta 30t, siendo ésta la carga máxima que debe tomarse para proyectar cada micropilote en particular.
Cada hinca de micropilote es monitorizada a través del manómetro certificado que está colocado en la centralita hidráulica. El responsable del equipo, ingeniero o geólogo, debe controlar que la presión alcanzada corresponde o es superior a la carga de proyecto. La conversión entre presión y carga se realiza de manera directa a través de la sección del vástago del gato.
Este sistema conlleva las siguientes ventajas:
- Mínima invasividad y necesidad de espacio.
- Control del resultado individual de la hinca de cada micropilote.
- Rapidez de ejecución. Puede doblar los rendimientos del micropilotaje convencional.
- Ausencia de detritus de perforación al no existir perforación.
- Ausencia de vibraciones, no hay golpeo ni rotopercusión.
- Ausencia de ruidos.
- Ausencia de humos, pues la centralita hidráulica funciona con energía eléctrica.
Además, existen diversas maneras de proceder a la unión del micropilote con el cimiento, dependiendo de las necesidades de cada obra. La unión se puede hacer mediante adherencia con un grout de baja retracción y placa antipunzonamiento, o con una grapa atornillada al lateral del cimiento, o con una camisa metálica solidaria con zuncho de nueva ejecución en caso de cimentaciones deficientes, no aptas para la colocación directa del micropilote.
Esta técnica es la más conocida, junto con las resinas expansivas, para solucionar cualquier problema en la cimentación de una edificación, además son poco invasivas, por lo que los habitantes del edificio o casa no se ven obligados a abandonarla durante las obras ni a modificar sus vidas.