No se reinventa la rueda si se detalla que uno de los dolores más molestos e intensos que existen es la sensibilidad dental. Producida desde por el desgaste hasta por hábitos alimenticios exagerados, es uno de los malestares más comunes pero no por ello difíciles de prevenir.
Desde luego, es importante reconocer que ante cualquier molestia y, sobre todo, ante un problema relacionado con la sensibilidad dental, lo mejor es acudir a un dentista en Montilla -siempre valorando la experiencia, la calidad de los servicios y las recomendaciones de otros pacientes-, siendo estos los especialistas adecuados para aplicar un tratamiento específicamente adaptado para un dolor en particular.
Más allá de esa realidad, lo mejor es comenzar por el principio, por reconocer la existencia del malestar, y poder paliar el dolor insoportable que puede producir y todas las molestias generadas por su aparición.
¿Cuáles son las causas más comunes de la sensibilidad dental?
- Desgaste del esmalte: utilizar palillos de dientes, puntas de lápices o bolígrafos, y todo lo que implique un desgaste infligido por el roce externo de un objeto, ocasiona un desgaste en el esmalte que ocasiona fricción. La fricción, sin esmalte que proteja, causa sensibilidad.
- Fricción en los dientes: una de las causas más comunes de sensibilidad dental es la fricción producida por bruxismo, el padecimiento asociado al movimiento y tensión involuntaria de la boca -siendo el estrés la principal causa-. El apiñamiento de los dientes también puede ser una causa indirecta de sensibilidad dental.
- Hábitos alimenticios y de cuidado: el esmalte es la principal barrera protectora para que no exista sensibilidad dental. Hay alimentos -los muy fríos, muy ácidos, muy dulces y muy calientes- que debilitan el esmalte dental, así como también las frutas cítricas y las bebidas oscuras.
Tratamientos y consejos para prevenir los malestares asociados
- Visita al dentista: desde luego, el consejo principal y más recomendable es el más seguro y efectivo, visitar a un profesional de la odontología. La sensibilidad dental suele estar asociada a situaciones como las mencionadas anteriormente, pero también puede ser producto de factores genéticos o hasta de un tratamiento dental anterior mal realizado, por lo que será un especialista quien sepa determinar el origen real.
- Consumir agua: un consejo bastante sencillo y fácil de aplicar es cuidar el consumo diario de agua. El esmalte se desgasta cuando tiene poca hidratación -tanto el agua como la salivación protegen al esmalte-, por lo que beber mucha agua y sobre todo después de bebidas carbonatadas, oscuras, alimentos ácidos y de temperaturas muy altas o bajas, mejorará sustancialmente los síntomas. Eso sí, el agua no debería estar fría.
- Mejorar los hábitos: el cepillado constante con pastas dentales específicas para ese padecimiento -de nuevo vuelve a resultar indispensable la recomendación de un dentista-, no abusar de las temperaturas calientes y frías, cuidar la hidratación y corregir a tiempo las posibles anomalías asociadas a la posición, el desgaste y los hábitos de estrés o tensión -por lo que respecta al bruxismo-.
- Cuidar los alimentos: lo que se consume es sin duda lo más importante, no tanto por determinar los orígenes propios de la sensibilidad dental, sino para reconocer qué es lo que la activa o le resulta más perjudicial -una vez se siente el padecimiento-. Evitar a toda costa los cítricos y los productos altos en grasas es lo fundamental, pero también mantener una serie de cuidados que van desde no consumir bebidas alcohólicas o consumir tabaco -asociados estos a enfermedades periodontales de todo tipo y, por supuesto, también a la sensibilidad dental.
La sensibilidad dental es un malestar silencioso que afecta a muchas personas. Sus síntomas suelen ser tan incómodos y dolorosos que terminan afectando toda la vida diaria y productiva de una persona, por lo que además de vigilar todos los cuidados que sean posibles, lo mejor es siempre acudir a especialistas en el tema para tener un tratamiento que funcione mejor, en menos tiempo y de forma permanente.