Dentro del mundo empresarial, posicionarse y destacar entre la competencia es de vital importancia. Es por esa razón que muchas organizaciones optan por diferenciarse estableciendo un nivel de calidad superior en los servicios que ofrecen.
Para determinar la calidad de dichos servicios, existen certificaciones de calidad internacionales que crean un estándar por el cual se puede medir los procesos de una empresa y de ese modo conocer a ciencia cierta el nivel de eficiencia de la misma.
Las empresas de seguridad deben implementar esa clase de normas en sus procesos, para asegurar que sus operaciones cumplen con los protocolos de seguridad reconocidos a nivel internacional, algo que ofrece garantía de calidad sobre su gestión.
Las principales normas ISO de seguridad
La Organización Internacional para la Normalización (ISO), ha establecido una serie de normas relacionada con productos de seguridad desde el año 1998, como la ISO 17799, referente a la protección de datos e información.
La regla ISO 22300, sobre la gestión de crisis y la continuidad de las operaciones es otra relacionada con el campo de la seguridad.
Sin embargo, una de las principales certificaciones a las cuales debe aspirar toda empresa es la ISO 9001, que verifica la calidad de los procesos y servicios de forma internacional. Esta es primordial para que el funcionamiento de las empresas tenga como base el perfeccionamiento de sus productos y servicios en búsqueda de una mayor satisfacción al cliente.
Cuando una empresa dispone del sello de calidad ISO 9001, se entiende que se trata de una empresa cuyos procesos se encuentran delineados para apuntar a la excelencia operativa.
Otras normativas y certificaciones tienen referencia directa con el sector de la seguridad son la ISO 27000, que permite la protección de activos de información y tratamiento de riesgos de seguridad, y la ISO 31000, que provee y evalúa la capacidad de las organizaciones para analizar riesgos.
Normas ISO: ¿Tienen que cumplirlas todas las empresas?
La realidad es que estas normas no son obligatorias. No se trata de leyes que deban ser cumplidas con carácter de obligatoriedad. Sin embargo, aquellas empresas que crecen y desarrollan procesos complejos, necesitan herramientas que les permitan estandarizar ciertos procesos y mantener riesgos mínimos, además de realizar las adaptaciones pertinentes al cumplimiento de su misión, visión y relación con el entorno.
Tal es el caso de la norma ISO 14001, una certificación relacionada con los Sistemas de Gestión Medioambiental (SGA). Con ella se hace posible identificar los riesgos medioambientales que se derivan de la operación de una empresa en particular.
Dado que las empresas actuales se ven en la necesidad de cumplir con su compromiso social y responder a las exigencias medioambientales, sin perjudicar los procesos de la compañía, elegir una consultoría a la medida de la empresa y evaluar las ventajas y desventajas de esta certificación puede ser un paso muy importante.
En general, conseguir esta clase de certificaciones es un proceso complejo que requiere un compromiso real por parte de la compañía y los involucrados en el procedimiento.
