Las demandas de la sociedad actual hacen que los hombres cada día se sientan mucho más solitarios y a punto de sucumbir ante un colapso nervioso. Lo que los obliga a optar por no tener una relación o dejar a un lado la posibilidad de tener una relación.
De esta manera, por mucho éxito que pueda granjearse durante su vida, con mucha lamentación en el terreno de las relaciones sociales se vuelve casi un ermitaño. No obstante, existen alternativas para atenuar ese lúgubre panorama.
Escorts o damas de compañía
Quizá puedan establecerse similitudes entre una geisha y una escort. Las geishas hicieron su aparición en la sociedad japonesa durante el siglo XVIII, pero como toda profesión ligada con el hecho de otorgar placer data de hace mucho tiempo. Pero, ¿cuáles son los roles de una geisha? Entretener y provocar placer.
Causar placer puede tener muchos matices y es en ellos donde se cuela la vinculación entre una geisha y las actuales, y muy demandadas, escorts, pues su discreción y firme propósito hacen de ellas el objeto del deseo. Es una razón más que conocida por los anuncios de escorts Madrid, ya que es el talante lo que las distingue del simple hecho de ser consideradas unas trabajadoras sexuales.
En este sentido, los hombres que por sus propósitos o falta de tiempo no puedan dedicarse a una relación por completo, bien pueden optar por contratar los servicios de una escort. Distraerse en compañía de una mujer durante un viaje de negocios, y lo mejor, dejarse llevar por su sonrisa entre ingenua y sugerente.
Se puede entretener durante una velada de negocios porque la conversación con los colegas es amena, pero lo puede ser mucho más porque sabe que los ojos de la señorita que los acompañan, además de ser el centro de los comentarios, deslumbran por su impoluta belleza. Asimismo, se puede solicitar la compañía de una escort simplemente para compartir durante una de esas eternas y melancólicas tardes de un domingo otoñal junto a una dama. En realidad, esos son algunos de los roles primordiales que están llamadas a desempeñar.
Pero, ¿el sexo es una posibilidad?
El sexo bien puede considerarse un sinónimo de provocar placer. Por tanto, no se excluye del amplio espectro de funciones que puede realizar una escort, pero todo remozado por una atmósfera de total cautela que brinda al hombre mayor satisfacción. Mientras que a la mujer le otorga un aura de ceremoniosidad por ser el objeto del deseo.
Una escort ante el advenimiento de Internet
Cada día la sociedad camina a pasos más vertiginosos hasta el punto de crear, a través de la inteligencia artificial y la robótica, modelos que bien pueden emular y provocar placer sexual en quién lo solicite. Es el caso de las muñecas o robots sexuales.
Son productos que ya tienen gran demanda en algunas sociedades como la japonesa. Estos aparatos, aunque controvertidos, son ingenios del mundo moderno que, a la vez, cuestionan las formas en la que los seres humanos están comenzando a interactuar, pues parece que cada vez es mucho más difícil entablar una simple conversación a fin de relajarse y suscitar empatía en el otro.
De cualquier manera, y respetando las opiniones e intereses de todos, producir placer así como estimular a través de los sentidos, son tareas inherentes de los seres humanos que bien podrían llegar a emular ciertas inteligencias artificiales. Sin embargo, la sensación de saber que se trata con un ser humano, incita, excita y cautiva a cualquiera, y esto es un hecho conocido por Escortintime.
A contracorriente de lo anterior, una ventaja para las escort y el mundo de los avances tecnológicos es que se cumple la premisa de cautela y reserva. Solicitar los servicios de una escort resulta muy sencillo, basta con ingresar en una página web para apreciar la variedad de opciones de alto standing que ofrecen.
Quien haga uso de este servicio puede trasladarse hasta el lugar convenido por ambos o al lugar donde vive la escort, lo cual descarta la práctica de mal gusto empleada por ciertos segmentos de encontrar a los clientes en plena vía pública. Asimismo, provee una atmósfera de misterio y elegancia por lo que puede considerarse tan exclusivo como un club.
