Si tus encuentros íntimos en pareja se han convertido en una actividad rutinaria y poco placentera, quizás sea un buen momento para disfrutar de nuevas experiencias y romper algunos tabúes.
El bondage (una de las prácticas que forma parte del BDSM) es una forma de practicar sexo ideal para llevar los sentidos al límite, pero ten en cuenta que este debe ser un acto plenamente consensuado. Podemos definirlo como una práctica sexual en el que se utilizan diferentes elementos como cuerdas, cadenas o cualquier otra cosa que sirva para inmovilizar a una persona.
Iniciarse en esta actividad de la forma correcta supone una serie importante de retos para la pareja. En primer lugar, librarse de los prejuicios y entregarse al placer de la dominación, ya sea asumiendo el papel del dominado o del dominante. En segundo lugar, encontrar el espacio de confianza para hablar abiertamente sobre las fantasías que desean cumplir con este juego de rol.
¿Qué es el BDSM?
Las siglas BDSM hacen referencia a las palabras Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo. Es decir, atar, ser atado, la dominación, sumisión y masoquismo. También podemos encontrar el término BDSMK, en el que se añade el concepto Kinky.
Todas estas palabras en sí mismas pueden tener una connotación negativa para algunas personas, pero la realidad es que se refiere a una práctica sexual bastante habitual, aunque excluida de lo que se considera como sexualidad heteronormativa convencional.
Bajo las medidas de seguridad adecuadas y con reglas claras respecto a lo que cada uno considera soportable y/o placentero, la actividad puede desarrollarse en total normalidad y ofrecer una nueva escala de placer durante las relaciones sexuales.
¿Cuáles son los beneficios de esta práctica sexual?
En cuanto a beneficios, la práctica del bondage puede ofrecer un listado interesante de satisfacciones que van más allá de la intimidad.
Aumenta el nivel de intimidad
La confianza se incrementa con cada sesión, debido a que tendrás que entregarte al 100% a tu pareja, lo cual implica el desarrollo de una sensación de seguridad al saber que no te hará ningún daño, algo que se traslada a la vida cotidiana y otros aspectos de la relación.
Mayor comunicación
Con solo planificar todos los detalles para una sesión, la pareja se comunica de una forma más sincera y abierta. Aprenderán a comunicar correctamente sus necesidades en el plano sexual y seguramente en su vida personal.
Evita caer en la rutina
No hay nada más dañino para las parejas que el sostener relaciones sexuales rutinarias y aburridas. El sexo ‘vainilla’ puede tener efectos negativos sobre la psicología de ambos miembros de la pareja, siendo capaz de generar conflictos en otras áreas de su cotidianidad a causa de la insatisfacción que pueda producir.
Eleva los niveles de dopamina
Al tratarse de una actividad novedosa, la producción de dopamina se verá incrementada y, en consecuencia, se disfrutarán de sensaciones placenteras y más intensas junto a un buen humor en general una vez terminada la sesión, lo cual se agradece.
Recordemos que disfrutar del sexo es algo normal y saludable. Por tanto, cuando algo no está yendo bien en nuestra intimidad, es buena idea perder el miedo a pedir ayuda. En la actualidad es posible obtener ayuda directa y confidencial por parte de un sexólogo online con el cual podrás resolver cualquier duda relacionada con este tema.