¿Sabías que el 40% de la población sufre problemas de varices y arañas vasculares? A pesar de que su nivel de prevalencia es perceptiblemente superior en las mujeres (concretamente, la relación es de cuatro mujeres afectadas por cada hombre), no es un problema exclusivamente restringido a un género. Además, aunque tradicionalmente su incidencia se ha asociado a los períodos de madurez y a pacientes que se encuentran dentro de un rango de edad avanzado, lo cierto es que cada vez es más habitual en la población joven.
Cuando hablamos de varices en realidad nos referimos a un problema circulatorio. Una variz como bien sabemos, no es más que una dilatación que se produce en la vena como resultado de un problema de drenaje sanguíneo. Sus efectos son fácilmente reconocibles, pero no ocurre lo mismo con su origen. Lo cierto es que un problema de varices puede hundir sus raíces en factores bastante diversos: desde problemas de sobrepeso y obesidad, hasta la exposición a una dieta poco saludable, variables genéticas o malos hábitos como el consumo de sustancias nocivas o el sedentarismo.
Pero ¿qué tratamiento para varices es el más recomendable?
En el blog Microbiota y Bienestar, blog de referencia en el sector sanitario, explican detalladamente todos los tipos de tratamientos para varices que existen y cuáles son los más efectivos según el historial o características del paciente. Te recomendamos que le eches un vistazo. Se trata de una plataforma enfocada a profesionales, donde los usuarios pueden acceder a consejos (algunos de ellos aplicados a casos reales) y cuidados para la salud escritos por especialistas del campo de la salud.
Algunas de las medidas preventivas que ponen de relieve son:
- Evitar el sedentarismo: Permanecer en una misma posición durante largos espacios de tiempo (especialmente si se hace en pie) puede incrementar las posibilidades de sufrir problemas de varices. Adquirir una rutina marcada por el dinamismo y una actividad física mínimamente moderada es una de las principales vías de prevención. En este sentido, practicar ejercicio se convierte en una fórmula para eludir el problema o para paliarlo una vez ha comenzado a producirse. Dentro de las rutinas de entrenamiento destacan los ejercicios orientados a estimular el desarrollo muscular de las extremidades (la bomba muscular de la pantorrilla).
- Vigilar el peso: El aumento del peso y el volumen corporal está asociado a un mayor riesgo de sufrir problemas de varices. Mantener un peso estable en la medida de lo posible o incluso tratar de reducirlo puede ser un factor decisivo de prevención.
- Cuidar la higiene postural: A veces existen circunstancias que nos obligan a adoptar rutinas poco recomendables. Por ejemplo, existen trabajos que exigen estar en pie durante largos periodos de tiempo. Para compensar el efecto negativo de este tipo de factores externos es recomendable integrar algunas rutinas de higiene corporal destinadas a mejorar el flujo sanguíneo, especialmente en las piernas. Adoptar el hábito de levantar las piernas al tumbarnos o sentarnos puede ayudar a estimular el drenaje.
- Limitar la exposición solar: La luz del sol, junto a las altas temperaturas, puede convertirse en un agente de influencia a largo plazo. Además, mantener unos buenos niveles de hidratación resulta fundamental para la prevención y el tratamiento de problemas de circulación.
- Dar prioridad a la ropa holgada: Las prendas ceñidas y que oprimen nuestro cuerpo (especialmente aquellas que oprimen nuestras extremidades) pueden convertirse en un obstáculo para la circulación. Optar por aquellas soluciones más confortables y holgadas ayudará a prevenir y reducir los problemas de circulación.
- Evitar el estreñimiento: Tratarlo ayudará a reducir los riesgos de que aparezcan varices. Cuidar la alimentación, mantener una vida dinámica o vigilar los niveles de hidratación son algunos de los métodos más efectivos.
- Supresión de terapias hormonales: En caso de que el paciente esté siendo sometido a algún tipo de terapia hormonal, lo más recomendable es suspenderla porque puede influir negativamente en la circulación sanguínea.